La historia de la empanada chilena: tradición que une a todo un país
- Ana Ocaranza M.
- 18 ago
- 3 Min. de lectura
Si hay un sabor que los chilenos llevamos en el corazón, ese es el de la empanada. Pocas preparaciones transmiten tanta identidad y memoria colectiva como este clásico, protagonista indiscutido de las Fiestas Patrias y presente en todo tipo de reuniones familiares, fondas y celebraciones.

📜 Un origen mestizo
La empanada, como concepto, viajó desde España en tiempos de la Colonia. En la península ya existían empanadas rellenas de carnes, pescados o verduras, que eran fáciles de transportar y de comer sin necesidad de platos. Con la llegada de los conquistadores a América, esta receta se fue adaptando a los ingredientes y costumbres locales.
En Chile, la empanada encontró su lugar muy rápidamente. Ya en el siglo XVII, cronistas hablaban de masas rellenas con carne, cebolla y aceitunas, cocidas en hornos de barro. Así, el plato fue adoptado por el pueblo, y con el tiempo se convirtió en una tradición nacional.
🍖 El pino: corazón de la empanada chilena
El relleno más característico de la empanada chilena es el pino, una mezcla de carne de vacuno, cebolla frita, huevo duro, aceitunas y, en ocasiones, pasas. La palabra proviene del mapudungún pirru, que significa picadillo o mezcla. Esta combinación sencilla, pero sabrosa, se consolidó durante el siglo XIX y sigue siendo la favorita en fondas y hogares de norte a sur.
Más que un plato, un símbolo patrio
Aunque existen muchas variaciones —empanadas fritas con queso, de mariscos en zonas costeras o de verduras en versiones modernas— la empanada de horno con pino es la que se ha transformado en el símbolo patrio por excelencia. Ninguna Fiestas Patrias está completa sin una empanada acompañada de un buen vaso de vino o una chicha fresca.
🥟 Receta de empanadas chilenas de carne picada
Para cerrar esta historia con sabor, te dejamos una receta clásica que puedes preparar en casa.
Ingredientes (para 12 empanadas)
Para la masa:
Harina: 1 kilo
Manteca (o mantequilla): 150 g
Agua tibia con sal: 400 ml aprox.
1 yema de huevo (para pincelar)
Para el pino:
Carne de vacuno picada: 700 g
Cebollas grandes: 4
Aceite o manteca: 3 cucharadas
Ají de color: 1 cucharada
Comino: 1 cucharadita
Pimienta: al gusto
Sal: al gusto
Huevos duros: 3
Aceitunas: 12
Preparación
El pino: Picar la cebolla en cubitos y sofreírla lentamente en aceite o manteca hasta que quede transparente. Agregar la carne, el ají de color, el comino, la sal y la pimienta. Cocinar hasta que la carne esté bien dorada. Dejar enfriar antes de usar.
La masa: Hacer una corona con la harina, agregar la manteca derretida tibia y el agua con sal poco a poco, amasando hasta obtener una masa elástica. Reposar tapada unos 30 minutos.
Armado: Estirar la masa, cortar círculos de 15 cm aprox. Colocar una porción de pino, un cuarto de huevo duro y una aceituna en el centro. Cerrar formando el clásico doblez en los bordes.
Horneado: Pincelar con yema de huevo batida y hornear en horno precalentado a 200 °C durante 20–25 minutos, hasta que estén doradas.
✨ Y listo: así tendrás en tu mesa una preparación con más de tres siglos de historia que sigue reuniendo a familias y amigos en torno a la buena mesa chilena.
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